martes, 16 de noviembre de 2010

Historia

El territorio checo fue unificado a finales del siglo IX por la dinastía de los přemyslitas (checo Přemyslovci, este nombre significa los que piensan mucho). El Reino de Bohemia fue un poder regional significante, siendo el rey de Bohemia uno de los siete electores del emperador del Sacro Imperio Romano, las minas de oro convirtieron el reino en un poder que no tenía impuestos, y podía reclutar mercenarios casi sin límite, pues la riqueza de las minas mantenía el poder del reino hasta su agotamiento.

Durante los quinientos años siguientes fue un reino estable, centro de cultura y educación en Europa Central. Durante el reinado de Carlos IV de Luxemburgo (1344-1378), Bohemia vivió su época de oro (siempre auspiciado por las minas del mismo metal). Carlos IV convirtió a esta monarquía en la capital del Sacro Imperio Romano Germánico. En el año 1348 fundó la Universidad Carolina de Praga, el centro de estudios superiores más antiguo de Europa Central.


Tras la muerte de Carlos IV, comienza un período de decadencia del reino e inestabilidad política. Uno de los factores fueron los conflictos religiosos como las guerras husitas provocadas por la quema en la hoguera del reformista Jan Hus en 1415 en el Concilio de Constanza.

Después de la dinastía de los reyes polacos Jagellón, fue elegido en 1526 al trono checo Fernando I de Habsburgo. Con este acto, y por casi cuatrocientos años, los Habsburgo ocuparon la corona checa, y por ende, pasó a formar parte del Imperio austríaco, posteriormente Austrohúngaro. Bajo el régimen de los Habsburgo, Bohemia sufrió guerras devastadoras como la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII y la Guerra de los Siete Años durante la época de la reina María Teresa en 1756-1763, pero también se benefició del impulso económico y social que vivió la monarquía durante los siglos XVIII y XIX que convirtieron a Bohemia en el corazón industrial de la Monarquía.


Después del colapso del Imperio austrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial, los checos junto con sus vecinos los eslovacos y los rutenos se unieron para formar la república independiente de Checoslovaquia en 1918. Este nuevo país contenía a una gran minoría alemana, lo cual llevó a la disolución de Checoslovaquia cuando Alemania anexó a esta minoría en virtud de los Acuerdos de Múnich en 1938 y Eslovaquia declaró su independencia. El Estado checo restante fue ocupado por los alemanes en 1939.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia se convirtió en un Estado socialista alineado con la Unión Soviética. En 1968, una intervención armada de fuerzas del Pacto de Varsovia terminó con una serie de reformas impulsadas por el entonces primer ministro Alexander Dubček, conocidas como la Primavera de Praga (en checo "Pražské jaro"), tendentes según sus partidarios a crear un "socialismo con rostro humano". En 1989, Checoslovaquia adoptó el multipartidismo y empezó a abandonar progresivamente la economía socialista, lo que se conoce como Revolución de Terciopelo. El 1 de enero de 1993 Checoslovaquia se dividió en dos por decisión parlamentaria. Desde entonces, República Checa por un lado y República Eslovaca (o Eslovaquia) por otro, son dos países independientes. República Checa se adhirió a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea en 2004.

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